China ya no compra nuestros residuos, ¿problema u oportunidad?

Escrito por Greene Enterprise

23 de abril de 2020
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A continuación mostramos el artículo completo

 

La decisión China de cerrar sus fronteras a la importación de residuos, tales como el plástico, supone para España y para el conjunto de la Unión Europea un gran reto de gestión. Hasta la fecha, nuestro país tenía una capacidad de vender residuos plásticos a China por valor de 38 millones de euros las casi 140.000 toneladas de desechos de todo tipo enviados al mercado chino para su procesado y reconversión en nuevos materiales.

Esto permitía a los sistemas de gestión liberarse de una importante carga de material del que se recibía insumos económicos. Ahora ya no es así. La decisión china, que se produce porque ya cuenta con material suficiente para cubrir sus necesidades con la generación propia, deja en el aire una importante cantidad de material. Tal es así que ni España ni el conjunto de la Unión Europea está preparado en la actualidad para hacer frente a estos cientos de miles de toneladas que, desde hace meses y si no se encuentran mercados alternativos, deben ser gestionados en nuestras fronteras.

¿Cuál es la respuesta con que hacer frente a este nuevo escenario? Sin lugar a dudas es necesario establecer estrategias globales que reduzcan el material de desecho en los procesos de producción como de consumo. La aplicación de la jerarquía de tratamiento y gestión de residuos es fundamental: reducir, reutilizar y reciclar. Pero, ¿y con el resto que hacemos?

Según las prácticas actuales, habría dos opciones. Una, seguir alimentado con nuestros residuos los vertederos, que siguen extendiéndose a lo largo de nuestro territorio sin medida. Un impacto medio ambiental de primera magnitud, además de suponer una decisión económica poco eficiente. Entendemos, y de hecho lo comercializábamos hasta el cierre de la frontera china, que los residuos son un activo. Su eliminación vía vertedero supone atentar contra los principios de sostenibilidad, de economía circular y rentabilidad económica y social. La otra vía, afortunadamente muy limitada, es la incineración. Es decir, la conversión en humo de un activo económico como son los residuos con nulo impacto económico en la sociedad y alto daño medioambiental por las grandes emisiones que la esta fórmula genera.

¿Cabe alguna otra alternativa? No sólo cabe, sino que es la más utilizada en otros países del ámbito europeo como Suecia y Noruega con gran sensibilidad medioambiental y de respeto a los recursos naturales. Se llama valorización energética.

En la actualidad, se dispone de múltiples alternativas prácticas y tecnológicas muy desarrolladas que permiten cerrar el círculo de vida de estos materiales. Eso es precisamente lo que plantean algunos expertos en la materia, aprovechar este tipo de material con escasa salida para abastecer de energía a las sociedades modernas.

De esta manera, se logran beneficios en varios ámbitos. Dejamos de enterrar material en los vertederos, dejamos de contaminar nuestro subsuelo, nuestros acuíferos y de depredar territorio sin fin. Al mismo tiempo, producimos un bien de consumo fundamental como la energía, sin generar emisiones atmosféricas, puesto que ya hay tecnología que así nos lo permite. Una energía que podemos denominar limpia en comparación con la generada con energías fósiles.

Por lo tanto, una vez más la decisión de China de dejar de comprar residuos y material de desecho a España se puede entender como problema, o se puede reconvertir en oportunidad. Creemos que estamos mejor en la segunda.

Jesús Martínez

Experto en valorización de residuos de Greene Waste to Energy

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